Revista Cine

Publicado el 11 febrero 2021 por Jal9000 @zinemaniaco

Corría el año 1931 y Tod Browning rodaba su Drácula con el inigualable Bela Lugosi (quien llevaba ya unos cuantos años interpretando al personaje en Estados Unidos, sobre los escenarios de Broadway). Con la tarea, apuros del rodaje y estrés por cumplir los plazos prometidos a Universal, el director no se percató de la presencia de un grupo de rémoras que le iba comiendo el culo.

Estos no eran fans ni de Drácula (o sí) ni de Browning (o sí) o de Lugosi (o sí). Ni siquiera eran unos curiosos o unos paparazzi. Nada más lejos de la realidad, era otro equipo de rodaje que aprovechaba todo lo que iban dejando detrás para canibalizarlo en otra película diferente, de título... Drácula.

Wait! What?

Fotografía del rodaje.

Pues sí, George Melford, también pagado por Universal, tenía en su lista de tareas la de crear otra película de Drácula para estrenarla a la par que la de Browning, para el mercado hispano. No era una copia, sino otra adaptación de la novela de Bram Stoker para otro público. Sabéis eso de la segregación racial en USA? Pues eso.

Mientras Browning rodaba de día, Melford rodaba de noche... lo que nos dice que el tonto de Browning no conocía mucho de la historia del vampiro. Esta diferencia horaria entre jornadas permitía que los del turno de noche (Melford Team), aprovecharan equipo de rodaje, iluminación, escenarios y hasta el vestuario (supongo que la lavandería estaría a tope).

Esta misma diferencia horaria también le permitía a los de Melford arrancar la jornada con las correcciones de iluminación y cámara hechas, para poder rodar más tiempo en mejores condiciones.

No sé muy bien debido a qué, pero la versión española dura media hora más, contiene mucho más diálogo (aunque teniendo en cuenta las capacidades interpretativas del personal esto no es un punto bueno) y nos permite ver durante más tiempo el castillo del Conde.

La de George Melford tuvo el subtítulo añadido de "Spanish version", por su elenco íntegro de hispanohablantes. Porque ¿quién quiere a un actor austro-húngaro para interpretar a un vampiro rumano cuando puedes tener a uno cordobés?

En relación con lo anterior, cabe destacar que Melford no hablaba ni un pijo de español, por lo que la comunicación con los actores deja tanto que desear como la dirección de la propia película. Sumado esto a que los actores no valían un cagao, es un milagro que les diera para terminar el proyecto.

Del reparto lo único reseñable son los protas, Drácula y el antagonista, Van Helsing. Carlos Villarías como Conde Drácula hace un papel correcto, y Eduardo Arozamena como Van Helsing resulta hilarante. Es un zurullo, pero súper divertido ver lo pedante que es su expresión en todo momento.

Pese a todo lo malo, no sólo consiguieron finalizar la película, sino que la estrenaron... 15 días antes que la de Tod Browning. Así que si alguien te pregunta quién fue el primer Drácula (que no vampiro), puedes afirmar con orgullo patrio que fue un español.

La pena es que no tuvo ni la repercusión ni difusión que la otra, pero se puede encontrar fácilmente en la red para verla y pasar un buen rato.

Drácula

7,2(1931)Drama, Fantasy, Horror | 1h 44min | 20 March 1931 (Spain)

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