Revista Economía

Confirmado.

Publicado el 23 abril 2019 por Torrens

En mi nota EL PROBLEMA ES EL ODIO del 19 DE ABRIL pasado decía que si alguien dudaba de que la razón básica del conflicto catalán es el odio que demasiados españoles tienen a todo lo catalán solo tenía que comparar la reacción frente al independentismo vasco, ETA incluida, y el catalán, pero gracias a Coripe, un pueblo al sur de Sevilla ya no hace falta comparación alguna porque las pruebas ya son irrefutables.

El fusilamiento y quema de un muñeco representando al President Puigdemont no puede ser un indicador más claro del odio español hacia Catalunya. Se ha dicho que se trata de una tradición que tiene 135 años de antigüedad y siempre se decide representar un personaje odiado por casi todo el mundo. Se ha puesto el ejemplo de Rato y Urdangarin como personajes que fueron quemados en anteriores barbaridades. La selección se hace por votación del AMPA entre los alumnos de las escuelas del pueblo y sus familiares.

En el artículo en que he leído estos datos se critica la reacción en Catalunya por la animalada precisamente porque otros personajes públicos han sufrido el mismo escarnio y en Catalunya también se han quemado fotos del Rey y de otros personajes. Los dos ejemplos son de delincuentes, Rato como uno de los políticos que más ha practicado y con mayores ingresos las operaciones de corrupción que tanto gustan en su partido, y Urdangarin, uno que hizo lo que muchos miembros de la familia real pero sin tomar precauciones, mientras Puigdemont, a pesar de que todo el mundo lo califica como fugado de la justicia, se trata de una falsedad malintencionada porque no puede aplicársele ese calificativo desde que el tribunal alemán le exoneró de los delitos por los que se pedía su extradición, y si bien es cierto que en Catalunya se han quemado fotografías de personas importantes, quienes lo ha hecho eran radicales con una audiencia reducida, mientras en Coripe era todo el pueblo el que celebraba la barbaridad.

Para mi lo más grave del asunto y lo que demuestra sin discusión la profundidad y extensión del odio a Catalunya es por un lado que sea nada menos que en las escuelas donde se decide a que personaje se ejecuta y también, y sobre todo el hecho que el muñeco de Puigdemont llevaba el lazo amarillo y la bandera estelada, cuando la exhibición de ambas está prohibida en lugares públicos en Catalunya por la Junta Electoral Central, pero parece ser que en el resto de España si pueden exhibirse en lugares públicos siempre que sea para escarnio del independentismo catalán, porque ni la JEC ni la fiscalía ni nadie ha abierto la boca sobre la barbaridad.

¿Realmente alguien confía que, en España, fuera de Catalunya, haya alguien capaz de solucionar el conflicto con esta mentalidad obtusa, totalitaria, estúpida y agresiva?


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