Revista En Femenino

… de tener un montón de tatuajes

Por Arusca @contrasypros

David Beckham con brazos tatuados

Anoche estaba medio dormida meditando en el sofá mientras miraba en Pinterest. No buscaba nada en concreto, así que tampoco estaba muy concentrada en mi labor. Pasaba las imágenes una tras otra hasta que una llamó mi atención. Era una parecida a la de la cabecera de esta entrada de hoy. ¿Por qué atrajo mi atención? ¿Por que era David Beckham? No, señoras. Lo que me llamó la atención entre tanta otra foto fueron sus brazos tatuados.

David Beckham en ropa interior
Estamos en la época del piercing y los tattoos por excelencia. Que no me venga nadie a decir que esto no es de ahora, que hace siglos ya se hacía y bla bla bla. No voy a discutir eso (vamos, ni eso ni nada), lo que quiero decir es que estas formas de arte corporal están en nuestra época a la orden del día. Ya no es propio sólo de un colectivo concreto. Ahora son considerados belleza para la piel.

Y, centrándome en los tatuajes, algunos son bonitos y verdaderas obras de arte. Adornan un sitio del cuerpo, nos cuentan algo sobre la filosofía de vida de las personas que los llevan, son un grito al mundo o incluso los hay que abogan por causas muy concretas. Perfecto. Los hay de colores, sólo negros, grandes, pequeños, curiosos, tímidos, geniales, horribles… en fin, que para gustos, los tatuajes.

Pero yo creo que a veces la gente se pasa. Mirad de nuevo esos brazos tatuados de David Beckham. Señoras, que he dicho los brazos… Bueno, pues cuando vi la foto lo primero que pensé es que los tenía sucios, como llenos de barro. Alguna pensará pero cómo se te ocurre, chica, y tendrá razón. Pero esa fue la impresión que me dio. Me pasa con tanto tatuaje como con los hombres-músculos, aquellos que no tienen brazos, sólo bolas, que me dan repelús. Nunca me he topado con uno en persona, pero tengo la sensación al ver esas bolas de bolos en su brazos, tan tersas y tan duras, que si me dieran un abrazo me espachurrarían sin remedio. Como en los dibujos animados.

Bien, pues los brazos tan tan tatuados (o cualquier otra parte del cuerpo, todo sea dicho) también me dan repelús. Esta vez no es que tema por mi integridad física, pero me dan la sensación de brazos sucios, sin lavar. Para mí, demasiado tatuaje en poco espacio. Horror vacui. Ya veis que (casi) todo ya está inventado y no es algo de ahora.

CONTRAS:

  1. Dicen que tatuarse es un vicio y quien se hace el primero, a la larga quiere tener más. De ser así, casi mejor no empezar.

  2. Sigo sin entender por qué ese afán de tatuarse tanto los brazos y no otra parte del cuerpo. ¿Será porque es una de las que más se ven?

  3. Entre tanto tatu, yo creo que no se aprecia bien ninguno. Hay que ir buscándolos para verlos bien.

PROS:

  1. Hay algunos tatuajes realmente bonitos y, si no ocupan toda la superficie del brazo (u otra parte del cuerpo), resaltan por sí solos. Esos sí me gustan.

  2. Hay madres y padres que se tatúan los nombres de sus hijos o sólo sus iniciales. Me parece un detalle precioso.

  3. A veces es más interesante la historia que hay detrás del tatuaje que el tatuaje en sí. Es decir, los motivos que llevaron a una persona a tatuarse y las razones de por qué eligió ese tatuaje en concreto.

Antes de que se alcen contra mí legiones de defensores y defensoras de los tatuajes (todos ellas tatuadas, por supuesto), he de confesar que yo misma tengo un tatuaje. Tiene su historia. Y no lo tengo en ninguno de mis brazos. Pero eso os lo cuento otro día ;-)

¡Feliz viernes, señoras!


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