Revista Cultura y Ocio

Dedicatorias literarias

Por Mientrasleo @MientrasleoS
Dedicatorias literarias
     Esto se presenta como una obra de ficción y no está dedicada a nadie.
     Charles Bukowski

     A casi todos, a casi nadie, a ti, dijo Roberto Juan Roz mientras Henry Miller se lo dedicaba directamente A ella..Para Don Delillo dijo Auster en Leviatan mientras Delillo decía Para Paul Auster en Cosmópolis. Y lo mismo hicieron Antonio Muñoz Molina y Elvira Lindo hace ya tiempo en sus libros, dedicándoselos el uno al otro.
     A María, a Elena, a Cristina, a mi madre, mi mujer, mi amante, mis hijos... lo cierto es que casi todos los libros, seguro que habrá alguno que no, comienzan con una dedicatoria que todos leemos pensando en quién será esa persona que se esconde detrás de unas letras. Quién ayuda, apoya o inspira, quién existe para la pluma que nos comenzará apenas unas páginas más allá, la historia que nos va a ocupar las próximas horas, días o incluso semanas. Y las leemos despacio, casi a media voz sabiendo que estamos ante la parte más íntima de una novela, el único lugar en el que podemos percibir algo del alma del autor, ya sea por su declaración sincera. A X, dijo Vargas Llosa en Travesuras de la niña mala, en memoria de los tiempos heroicos. Si cada libro tiene su historia, siempre me ha llamado la atención lo poco que se pregunta por sus dedicatorias.
Cumings en su libro de poemas decidió dedicar con un No thanks su obra a las 14 editoriales que lo habían rechazado, mientras que Camilo José Cela dedicaba La familia de Pasucal Duarte diciendo: Dedico esta edición a mi enemigos, que tanto me han ayudado en mi carrera.
No sé en qué momento comencé a fijarme en las dedicatorias de los libros. Supongo que un día, sin venir a cuento y mientras pensaba en a saber qué, me quedé parada en esa primera página durante más tiempo del preciso, y eso me llevó a releer estas primeras líneas en las que tal vez ponía:
Al imaginario lector que podría pagarme medio paquete de cigarrillos si comprara mi libro. Te advierto que no sólo no me identifico con ninguno de los personajes, sino que además, ninguno de ellos querría ser amiga... Cuidado con las sombras.
     Y al verme convertida en ese lector imaginario, me sentí aludida y decidí comenzar a apuntar estas dedicatorias que seguro guardan una historia. O tal vez fue Stephen King cuando habló al Lector Constante en su dedicatoria de La Torre Oscura. Lo cierto es que no lo sé, pero hay algunas que releo y apunto pensando en qué habrá detrás de esas escuetas palabras. Los momentos declarados o los que se esconden entre sus líneas. Esto no es para ti, dice Danielewski en su Casa de hojas. Y uno se pregunta a quién va dirigido, si es una directa o indirecta o simplemente un reto para cualquier lector que decida enfrentarse a esta curiosa obra. Gracias a estas pequeñas declaraciones sabemos que existe una mujer llamada Pilar que no dejó que muriera Saramago, él mismo lo declara en la primera página de El viaje del elefante. Hermosas palabras.
     La autora de El castillo ambulante dedicó su libro a un niño llamado Stephen que le pidió que escribiera un libro con ese título. Me pregunto si Stephen lo recordó al ver el título en una librería, si llegó a comprarlo, a leerlo a verse reconocido. Hay todo un mundo detrás de las dedicatorias.      Algunas son incluso una muestra del carácter o ingenio del autor. Ese hombre que dice Dedicado a la mala escritura no puede ser otro que Bukowski, no nos extraña. Como tampoco lo hace la frase de Tobías Wolf: Mi primer padrastro solía decir que con todo lo que no sé se podría llenar un libro. Aquí está. De hecho esta dedicatoria me hizo jugar con la más que improbable posibilidad de que su padrastro hubiera sido mi profesor de inglés en un momento determinado. O una reencarnación. El caso es que me hizo sonreír, como lo hiciera también Shannon Hale con su declaración A Colin Firth. Eres un gran tipo, pero estoy casada, así que creo que debemos ser sólo amigos. Esta también la releí, confieso, bastante sorprendida. Como podéis ver, hay dedicatorias para todos los gustos, y algunas incluso nos hacen soñar con sus secretos, los espacios entre sus letras y lo que significa para quien puso esas letras allí. Otros tal vez soñarán con ver su nombre impreso un día en un libro, pero no como autor, sino en esa primera página y cuando Rubén Bonifaz dice Aquí debería estar tu nombre, asienten en silencio pensando en lo que debe de ser verse justo antes de comenzar nuestra historia favorita. Quizás sueñen con abrir un día un libro cuya dedicatoria se dirija directamente a ellos; un poco como aquella que hiciera Neil Gaiman leyendo la mente de muchos de sus innumerables fans: Ya sabes como funciona esto. Coges un libro, saltas a la dedicatoria y descubres que, una vez más, el autor ha dedicado su libro a alguien que no eres tú. Y mientras el lector asiente, Gaiman continúa diciendo: No será así esta vez. Y sienta un escalofrío porque los libros tienen algo de sueños y por qué no soñar desde la primera página.
     Como ya he dicho, me gustan las dedicatorias. Lo que aún no he comentado es que me siento aludida en cada una de cada libro que leo y me gusta. No necesito que digan en voz alta lo que para mi es un secreto a voces y es que cada vez, cada libro que leo y me gusta, cada historia de la que me queda un trocito dentro y recuerdo en el tiempo, estaba escrita para mi. Si una historia me emociona, me llena, me hace pensar... es mía. Danielewski se equivocaba, ¡porque su libro si fue para mi!
     Y vosotros, ¿sois de fijaros en las dedicatorias de los libros?, ¿hay alguna que haya gustado especialmente?
     Gracias
     La dedicatoria se suprime a petición de parte
Juan José Arreola

Volver a la Portada de Logo Paperblog