Revista Vino

El proceso de la amistad

Por Jgomezp24
Tinajas en Bernabé Navarro Es complejo describir el proceso de una amistad, hecho de pequeños detalles y matices que se acumulan y crean poso, hasta que, casi sin darte cuenta, estás hablando de “mi amigo…”. Me siento amigo de Rafa Bernabé. En el caso del vino es un poco más sencillo. Suele sucederme: cuando me gustan mucho los vinos de una persona, procuro conocerla y, casi siempre, pisar también sus viñedos. Cuando me gusta mucho un vino, casi siempre me gusta la persona que lo hace. De ahí a la amistad suelen mediar unas pocas botellas, alguna comida interesante y encuentros llenos de coincidencias en gustos, vinos, aromas, maneras de acercarte al viñedo y de hacer vino. Y ya está. Rafa cultiva (con la ayuda de Paco "el curro" y de los musikantos) viñedos en la zona de Villena (DO Alicante), sobre los 700 msnm, con alguna de las variedades del sureste español, la monastrell, la merseguera, la rojal, la forcayat y la garnacha (peluda) entre las principales. Y trabaja también al nivel del mar, dentro del Parque Natural de La Mata-Torrevieja, frente a la laguna de las salinas, con dos variedades que aman ese terruño tan especial: de nuevo la merseguera y la moscatel de Alejandría.
Los vinos de Bernabé Navarro tienen una característica principal: son muy fáciles de beber y de disfrutar, no necesitan grandes explicaciones y, además (y tal y como es Rafa mismo), son vinos comodín: sirven para comer gran variedad de recetas. Otras características hicieron que, de forma definitiva, me enamorara de ellos: le encanta la maceración carbónica (también la semi) y, fuera de La Rioja, es de las personas que mejor la realiza. Su Cipreses de Usaldón 2010 (con garnacha peluda) fue un vino que me hizo ladear la cabeza para preguntarme “¿pero qué es esto tan rico?” La Amistad 2012 (con rojal) es buen ejemplo de otra de las cosas que más me gusta de esta bodega: es pionera (en España) en la recuperación de las tinajas de barro para la vinificación. Las tinajas se las hace Juan Padilla, maestro tinajero de Villarrobledo, hombre que atesora la experiencia que sólo un padre puede dar a un hijo aprendiz de un oficio milenario. He tenido la suerte de verle trabajar, con sabiduría, humildad, conciencia, amor y pasión y sé que el mosto que entre en sus tinajas no puede acabar en mal vino. El de Rafa es excelente: ese Amistad 2012 es fresco, amable, floral (violeta) y discreto. Grande.
Botellas de la Mata en la Mata
La tercera característica de los vinos de Bernabé Navarro me lleva a sus viñedos en La Mata (el proyecto se llama Viñedos Culturales). Cepas que miran al mar y que se alimentan de un suelo pobre de solemnidad en materia orgánica, hecho de arena y de cal, cepas que, pese a lo que pudiera parecer y uno pudiera pensar para Torrevieja, gozan de un frescor inusitado: la brisa del mar, la humedad y cercanía de las raíces con la capa freática, más la increíble capacidad de adaptación de esta planta, hacen el milagro anual. Vinos secos de moscatel de Alejandría (El Carro) y de merseguera (La Viña de Simón), macerados con sus hollejos y con algo de raspón (ésa es la tercera característica de muchos de los vinos de Rafa), hechos en las tinajas, que ofrecen una fragancia y una frescura extraordinarias. La última vez que nos vimos entendí la grandeza de estos vinos que luchan por salvar un patrimonio cultural (los vinos de La Mata: cepas junto al Mediterráneo) en un mar de especulación urbanística, de ladrillo desaforado y de economía que ha perdido todo contacto con la realidad a la que debería haber atendido.
Fue frente a la laguna de las salinas de Torrevieja, en La Mata. Rafael plantó una mesa entre las cepas, sacó una nevera con los vinos que ellas dan allí. Simón Pérez García (el gran protagonista de la preservación de los viñedos en el parque natural y de cuyas cepas de merseguera sale ese estratosférico La Viña de Simón 2010, por ejemplo) estaba con nosotros. Aquí están, en la foto. Un poco de queso, una rodaja de buen chorizo, la hogaza de pan de horno moruno y unas copas de vino con charla sin reloj. Soplaba el viento del norte, frío, que rizaba el mar y traía y ampliaba todos los aromas de la laguna. Así son los vinos de Rafa: te meten dentro del paisaje. Así es la amistad. Todo sabe mejor.
Frente al mar, Simón y Rafa

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