El reto de la semana: The Artist’s Wife and His Setter Dog

Parecía imposible que todo aquel movimiento brusco de la vida fuese a destacar, en aquel momento en el que la necesitaba y no la tenía.
Mi problema por el que había sido despedido no me deja saber si los puedo perdonar, lo que si me hace pensar es que algún día todo se entenderá.
Puede y posiblemente se me engrandezca este cambio en la obra que dignamente realice en el retrato de mi esposa.
Ella fue una gran mujer, joven y apuesta; su juventud y que era mi alumna, causaron en nuestras vidas espectaculares problemas.
Cuando la pinté en aquel lienzo todavía sus curvas alegraban mi vista. Nuestro perro la acompañaba aquella mañana en la que sentada en la silla, mis pinceles plasmaron y recrearon su belleza.
Años después nos separamos, soy consciente de que la dejé de lado y la olvidaba casi a conciencia. Pasando días en soledad, algo que ahora sé, la proyectaron a llevar una mala alimentación y desatender así su persona.
No quiero recordar, poco antes de nuestra separación, ella desnudó su vida y me la presentó en aquellas palabras tan escuálidas como estaba su cuerpo.
Me pierdes, me marcho y nuestro perro será por siempre mi fiel compañero, él comerá la comida que no quiero ingerir.
Mis sentimientos obstruyen mi estómago, y no me dejan tragar ni el agua necesaria para mi hidratación.
La ingesta la he vetado, no quiero nutrirme, solo el amor que siento por ti me alimentará hasta el día de mi muerte.
Mientras retocaba el cuadro, y recordaba sus palabras, la imaginaba, cambiando su aspecto y pintaba así, a la mujer, a la que el peso de aquella enfermedad la llevaron sin duda alguna a una muerte segura.

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