Revista Opinión

El secreto de la corrupción

Publicado el 13 marzo 2013 por Dean
El secreto de la corrupción
Es indudable que los verdaderos expertos en la corrupción son quienes la practican, por eso es tan interesante mirar detenidamente a nuestro panorama político tanto como a los demás estamentos de la sociedad ya que tanto uno como otros son parte activa del problema.
El primer gran motivante para los corruptos es -obviamente- el dinero, aunque hay otros factores que inciden como el hecho de ser un servidor público y darse cuenta de que se tienen las llaves, se tiene la oportunidad de satisfacer algunos intereses particulares; además de esto, existe el corolario de que: "Si no lo haces eres un gilipollas", si no aprovechas la oportunidad tienes una ingenuidad que raya en la estupidez. 
Se tiene la certeza de que: "No te va a pasar nada". El concepto de impunidad está tan arraigado que, en la calle, si le preguntas a cualquier persona, te lo puede asegurar sin la menor duda. Pero hay que tener en cuenta que para poder ser exonerado en caso de alguna culpa, es imprescindible contar con un gran número de favorecidos, un amplio sindicato de beneficiarios de los intercambios corruptos.
Ahora viene la gran frase, esa que nos parece tan inocente, tan inofensiva y que se oye por doquier como si fuera el consuelo universal: "Esto funciona así, es el sistema". Hemos asumido que la corrupción es algo inevitable. Se nos ha hecho algo normal. Lo raro es que se tuvieran expectativas diferentes.
Puedo asegurar que si hoy hubiera elecciones, volverían a ganar los de siempre, por la sencilla razón de que la mayoría absoluta cree que es gente honrada, que tiene la conciencia limpia. Pero la principal razón podría ser ese virus que se ha propagado por toda la geografía nacional, esa idea errónea de que las cosas son así y no hay manera de cambiarlas; una idea que ha hecho desaparecer la capacidad de reacción necesaria para que un sistema democrático pueda perseguir y castigar la corrupción.
Por último, se puede decir que el absoluto desafecto de los españoles por la política y por los políticos, ha generado unas expectativas tan bajas -respecto a lo que se espera de los gobernantes y demás entes públicos- que la reacción ante los escandalos de corrupción es de completa normalidad; cuando en los medios de comunicación se publica algún caso de estos (como de hecho sucede a diario), el caso se convierte simple y llanamente en la confirmación de esas bajas expectativas y por tanto, como era algo ya esperado, pues no se hace nada para recuperar la normalidad democrática. 
Llegados a este punto nos encontramos atrapados en un círculo vicioso del que solamente lograríamos salir cuando cambiaran nuestra cultura política y nuestra cultura empresarial. Para ello sería necesaria la intervención de todos los sectores sociales y de un liderazgo político e institucional responsable. Y en todo caso, haría falta un movimiento social, que quizás ya esté naciendo, pero al que le falta mucho por madurar.
El secreto de la corrupción  


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