Revista Cine

'Esencia de mujer' (Martín Brest, 1992)

Publicado el 30 septiembre 2012 por Zangol

Al Pacino alcanzó su merecidísimo óscar como mejor actor con esta película del año 1992 y Chris O'Donnell le acompañaba en el que seguramente ha sido el mejor papel de su carrera.


“Esencia de mujer” (Martín Brest, 1992)
“Esencia de mujer” (Martín Brest, 1992)

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*****Título original: Scent of a womanPaís: Estados UnidosDuración: 157 min.Género: DramaReparto: Al Pacino (Teniente Coronel Frank Slade), Chris O'Donnell (Charlie Simms), James Rebhorn (Señor Trask), Gabrielle Anwar (Donna), Philip Seymour Hoffman (George Willis, Jr.), Richard Venture (W.R. Slade), Bradley Whitford (Randy), Rochelle Oliver, Margaret Eginton, Tom Riis Farrell, Nicholas Sadler (Harry Havemeyer), Todd Louiso, Matt Smith, Gene Canfield, Frances Conroy, June Squibb, Ron Eldard, Sally Murphy, Michael Santoro, Alyson Feldman, Erika Feldman, Julian Stein, Max Stein, Anh Duong, Leonard Gaines, David Lansbury, Joseph Palmas, Baxter Harris, Francie Swift, Michael Simon, William Beckwith, Mansoor Najeeullah, J.T. Cromwell, Peter Carew, Paul Stocker, Mike Lisenco, Divina CookGuión: Bo GoldmanDistribuidora: Universal PicturesProductora: Universal Pictures, City Light FilmsFotografía: Donald E. ThorinMontaje: Harvey Rosenstock, Michael Tronick, William SteinkampMúsica: Thomas Newman / Children of 13Novela original: Giovanni ArpinoProducción ejecutiva: Ronald L. Schwary
“Esencia de mujer” es la versión norteamericana de la película italiana de 1974 "Perfume de mujer" (Profumo di donna) de Dino Risi que protagonizó Vittorio Gassman y el guión se basa a su vez se basa en la novela “Il Buio E Il Miele (Oscuridad y Miel)” de Giovanni Arpino.
Argumentalmente no es una película que llame mucho la atención a priori, se centra en 1992 en Estados Unidos y trata sobre un estudiante universitario de orígenes humildes (Charlie Simms) que durante el fin de semana de acción de gracias acepta un empleo para cuidar al Teniente Coronel  Frank Slade, retirado, ciego y amargado que queda solo en su casa mientras su familia se marcha por unos días.

“Esencia de mujer” (Martín Brest, 1992)

Ya digo, no te engancha si sólo lees esto. Sin embargo hay mucho más “tomate” en el argumento porque de lo que habla es de dos perdedores revolviéndose contra un  destino que parece inevitable. En el caso de Charlie, está en un lío relacionado con una broma pesada gastada a uno de sus profesores y se encuentra en un dilema sin salida airosa. En el caso de Frank ha caído en barrena en la oscuridad de su ceguera y se siente solo en un momento crítico de su vida en el que no parece haber esperanza. El encuentro de ambos es el motor argumental y también el bing bang emocional de esta película, que es ante todo un canto a la lucha ante la adversidad y una calculada fusión de comedia y drama con gran carga emotiva en una línea cercana a otros títulos de aquella época como “El club de los poetas muertos”, “Rainman” o “El indomable Will Hunting”.
Martín Brest, responsable de títulos tan entretenidos como “Superdetective en Hollywood” o “Huida a medianoche” aunque también de pestiños como “¿Conoces a Joe black?” o “Gigli”, firmó con “Esencia de mujer” su mejor película y disputó con ella los óscars más importantes de aquel 1992 contra Clint Eastwood y “Sin perdón o contra James Ivory y “Regreso a Howards End”.  De las 4 nominaciones que alcanzó la película (mejor película del año, mejor director, mejor actor y mejor guión adaptado) el que se llevó el premio fue Al Pacino por una actuación intensa y de gran fuerza que gustó más que la de Clint Eastwood en su existosa “Sin perdón”.
 
“Esencia de mujer” (Martín Brest, 1992)
Indudablemente la fuerza de “Esencia de mujer” reside en un desarrollo sin altibajos y eso a pesar de ser una película que se apoya esencialmente en conversaciones y diálogos (sólo un leve bajón de interés hacia la mitad cuando parece que el argumento se atasca en un callejón sin salida), en un guión que para mi gusto es magnífico porque habla de muchas cosas y no sólo de lo evidente (léase entre líneas en muchos de los diálogos)  y sobretodo en esa doble actuación magnífica, la de Al Pacino por su puesto, pero también la de Chris O’Donnell (obsérvese lo bien que soporta los primeros planos incluso en las más complejas escenas dramáticas). El reparto, todo hay que decirlo, cumple a la perfección y en él pulula un jovencísimo Phillip Seymour Hoffman que lo borda haciendo de niño bien con ínfulas y cinismo sin límites.
Esencialmente recomendaría la película porque es de esas en las que parece que comienzas a verla con un estado de ánimo y terminas viéndola con otro, como si algo en tí hubiera cambiado en el transcurso del visionado (de hecho también hay un antes y un después para los propios personajes). Y es que a parte de la moraleja evidente que cada cual extraerá, el choque de personalidades que se produce entre los protagonistas, el ir descubriendo cómo son y como reaccionan resulta por sí mismo apasionante (El personaje que compone Al Pacino, con sus “Uaaa”, sus prontos, sus subidones y altibajos, su vaivén entre lo sórdido y lo elegante y su fuerte carácter se me ocurre que hubiera sido un dignísimo protagonista de serie de televisión a la altura del mejor doctor House) y  confirma, y me pongo existencial, que el choque de opuestos es génesis muchas veces de un nuevo orden de las cosas, la idea de que la experiencia y la ilusión, madurez e inocencia, pragmatismo e idealismo se retroalimentan y son perfectamente complementarios y muy eficaces para salvar cualquier obstáculo. 
 
“Esencia de mujer” (Martín Brest, 1992)

 En su día me gustó, pero debo admitir que en el segundo visionado que hecho me ha gustado bastante más, puede ser una cuestión de edad o puede que esta película sea de las que mejoran con el tiempo, como los buenos vinos y eso que parece muy normalita.....Parece normalita porque está rodada de una forma clásica, lineal, concentrada la acción en un breve lapso temporal y tiene un tono amable, pero ¡¡¡Qué difícil es pues hacer películas “normalitas” como ésta que funcionen tan bien!!!!
MIS ESCENAS FAVORITAS ¡¡¡CUIDADO, CONTIENE SPOILERS!!!!

- La escena en la que Harry y George ofrecen a Charlie ir con ellos de fin de semana cuando saben que está becado y no se lo puede permitir. No sólo por la forma en que está rodada, sino porque describe a la perfección cómo son los personajes.
- La broma pública al profesor Task, cuando un globo enorme lleno de pintura cae sobre él y su jaguar.
- La escena en la que Charlie conoce al Teniente Coronel: “¿Eres un poco imbécil, no es eso? “Entra aquí idiota”. El Coronel habla así de su sobrina pequeña: “¿Quién es? “Ese pequeño chochillo? No parece de mi sangre...los enanos son memos”
- La forma en que vamos descubriendo cómo el Teniente Coronel odia la compasión. Cuando Charlie le va a agarrar para conducirlo le suelta: “Tócame otra vez y te mato, mocoso hijo de puta, yo te toco a ti”.
- No me cojas del brazo, yo te cojo a tí- Lo siento - No sientas, ¿cómo lo ibas a saber?, llevas toda tu vida viendo videoclips.
- El Coronel a su gato despidiéndose: “Recuerda, ante la duda folla”
- Frank a Charlie: “Y a ti que te pasa? El coche parece cargado, llevas el peso del mundo sobre tus espaldas”.
- Cuando Charlie le hace la seña del saludo militar y Frank lo presiente le dice: “Este zorro tiene un radar más fino que el nautilus, no juegues conmigo hijo”. Le ha molestado, pero también le ha halagado y a continuación le dice cómo debe hacerlo correctamente.
- Mujeres, ¡hum! que puedo decir. Dios debía ser un jodido genio. El pelo, dicen que el pelo lo es todo. ¿Alguna vez has enterrado la nariz en un monte de rizos y has querido dormirte para siempre?. Sus labios cuando han tocado los tuyos es como ese primer trago de vino después de haber cruzado el desierto. Las tetas. ¡buf!, grandes, pequeñas, los pezones mirándote como si fueran reflectores secretos. Y las piernas, no importa si son columnas griegas o vulgares palos de escoba. Lo que hay entre ellas es el pasaporte al cielo. Necesito otra copa.
- La escena de la cena de acción de gracias en casa del hermano de Frank es impagable de inicio al fin: entra como un elefante en una cacharrería, arramblando con todo, pero su sobrino cuenta cómo perdió la vista jugueteando con una granada y eso hiere a Frank, que termina arrinconándolo contra la pared y marchándose descompuesto.
- Frank haciendo pruebas de montaje y desmontaje de su pistola se come el número de teléfono de su sobrina para que Charlie no pueda llamarla.
- Sensacional la escena del baile del tango y cómo Frank conquista primero a Donna con su conversación.
- Algunas personas viven toda una vida en un minuto
- ¿Le importa que esperemos con usted?. Ya sabe, para impedir que los mujeriegos la molesten.
- La escena del Ferrari por las calles vacías de Nueva York entra un poco en el terreno de la ciencia-ficción y es una licencia que no cuadra mucho con el resto de la película, pero sí es cierto que impacta y se retiene en la memoria y más cuando después les para el policía con el puente de Brooklyn al fondo.
- Tú no quieres morir.- Ni usted.- Dame una buena razón para no hacerlo.- Le daré 2: usted baila el tango y conduce un Ferrari como nadie en el mundo.
- Cuando Frank le explica a Charlie cómo bailar el tango le dice: “Si te lías, sigue bailando”. Después, en una conversación posterior llena de tensión Charlie le devuelve la pelota: “Si está hecho un lío siga bailando”. Ese momento supone un giro definitivo en los acontecimientos y encierra la gran moraleja de la película porque, en definitiva, la vida es como el tango.  Frank le dice entonces: “¿Alguna vez has sentido que querías marcharte y aún así querías quedarte”?
- ¿Desquiciado? Yo le enseñaré qué es eso. Usted no sabe lo que es estar desquiciado. Se lo enseñaría pero soy demasiado viejo, estoy demasiado cansado y jodidamente ciego. Si yo fuera el hombre que era hace cinco años, usaría un lanzallamas contra este lugar. Desquiciado. ¿Con quién coño cree que está hablando? He vivido mucho, ¿sabe? Hubo un tiempo en que podía ver. Y le aseguro que he visto a chicos como estos, más jóvenes incluso, con los brazos arrancados, con las piernas destrozadas, pero no hay nada como la visión de un espíritu amputado. No hay prótesis para eso. Usted cree que está mandando a este espléndido soldado de vuelta a casa a Oregon con el rabo entre las piernas, pero yo digo que está usted ejecutando su alma. ¿Y por qué? Porque no es un hombre de BERD. Un hombre de BERD. Si hacen daño a este chico van a ser los inútiles de BERD. Todos ustedes. Y Harry, Jimmy y Tredt, estéis donde estéis en esta sala: ¡qué os den por el culo!




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