Revista Sociedad

Haití se manifiesta por su soberanía alimentaria

Publicado el 18 junio 2010 por Eko
Conforme Haití va cayendo en el saco de las desgracias olvidadas, los haitianos siguen enfrentándose a las desgracias y al intento carroñero de hacer negocio con sus necesidades. Esa es la razón que motivó a miles de campesinos y pequeños productores agrícolas a manifestarse el 4 de Junio en la ciudad de Hinche. Su protesta era la voz viva del rechazo a las semillas trangénicas que tan "generosamente" había donado la transnacional estadunidense Monsanto a través de la agencia para el desarrollo internacional de EEUU (USAID), tras el devastador terremoto de enero.
La tan "generosa" multinacional es una de las grandes dominadoras del mercado mundial de semillas mutadas genéticamente. Tiene patentados el 90% de todos los transgénicos plantados en el mundo y el Rondup, el insecticida más utilizado del mundo, cuyas consecuencias tóxicas no se conocen. Los OGM, o lo que es lo mismo, Organismos Genéticamente Manipulados, son susceptibles de ser patentados, y bajo esa premisa junto con la compra de todas las empresas semilleras del mundo, Monsanto pretende hacerse con el mercado mundial de la alimentación. La lógica es sencilla, si por ejemplo, los agricultores haitianos aceptasen y usasen las semillas donadas, no podrían conservar una parte de la cosecha para sembrarla al año siguiente, con lo que deberían comprarlas cada año. Esto significa que los transgénicos en las manos de Monsanto no son más que un medio para apoderarse de la semilla, que es el primer eslabón de la cadena alimenticia. Si eres el propietario de las semillas, eres el propietario de la alimentación del mundo.
La marcha, que también tuvo la participación de activistas de otros países, pidió por la soberanía alimentaria y rechazó a los cómplices de la Monsanto, la Administración para el Control de Alimentos y Remedios de Estados Unidos (FDA), del Presidente René Preval y del primer ministro Jean Max Bellerive. La base de la soberanía alimentaria es la capacidad de los campesinos para guardar semillas de una temporada de cultivo a la siguiente. Y eso es lo que no desean perder los agricultores haitianos. Además que esas semillas requieren de costosos fertilizantes y pesticidas sintéticos que los agricultores de Haití no pueden pagar. También pidieron apoyo para acceder a las semillas adaptadas localmente y que fueron desarrolladas por generaciones y que ya están disponibles. En definitiva 7 Km de caminata y de reivindicaciones para exigir respeto por la soberanía alimentaria de Haití y para manifestar el repudio a la Monsanto y a todos los que están de su lado apoyando la inserción de semillas transgénicas en el país. La marcha acabó con la quema del "regalo mortal" donado por la Monsanto al gobierno haitiano, 60,000 sacos de semillas de maíz y verduras, por un valor de 4 millones de dólares. Después, se distribuyeron a los participantes semillas criollas de maíz y varios tipos de poroto.
De todo lo ocurrido en Haití deberíamos quedarnos con que las desgracias no desaparecen por el simple hecho de que lo hagan de las primera planas de las noticias, y que seria conveniente empezar a grabar en nuestras memoria el nombre de la multinacional Monsanto, dispuesta a hacerse con el monopolio de la alimentación en el mundo.

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