En casa tenemos reglas para casi todo. Somos muchos y mantener el orden es una tarea diaria. No me refiero al orden de la casa, que, más allá que intento que persista, por momentos no logro mi cometido.
Si creo en el orden, el respeto, la solidaridad entre todos. Estoy convencida que poner límites y reglas claras hace que todos sepamos qué se espera de nosotros y podamos actuar en consecuencia.
En casa se cena sin celulares ni televisión. En la mesa es el momento de encontrarnos los seis. Cada uno cuanta algo que le pasó (o no), repasamos las actividades del día y las que están por venir. AMO mis cenas familiares.
Dicho este, también tenemos excepciones. Nos gusta también ver películas en familia. Nadie está callado, todos opinan y tienen algo que decir, interrumpen y hacen comentarios de lo que estamos viendo.
El otro día, decidimos probar, en algunos casos, sumar algún documental a los momentos compartidos. Claro qué con Netflix como aliado es muy simple. Elegimos la serie Planet Earth y uno de los chicos fue el encargado de seleccionar el capítulo por el cual íbamos a empezar. Si, para todo hay turnos establecidos, ¡hasta para esto!
Nos tocó el último capítulo, donde hablaba del mundo animal en el fondo de los océanos. Estaban fascinados los 4. A mi me daban un poco de impresión los bichos raros, pero ellos, con los ojos abiertos de par en par, disfrutaban las imágenes con alegría y curiosidad.
Con mi marido estábamos felices, porque la experiencia nos resultó gratificante y enriquecedora a todos. Pero para el tercero, que en el momento era el más callado, el momento vivido lo cambio.
Al día siguiente, a la vuelta del colegio, me vino a hablar: “Mamá, ver televisión y recibir enseñanzas está genial, porque puedo unir dos cosas que me gustan: ver tele y aprender”. Ahí mismo me lo morfaba. Dejé lo que estaba haciendo y nos pusimos a charlar. Fue genial.
De ahí, tuve que empezar a buscar otras opciones, y caímos en los documentación de National Geographic , donde daban un especial de pez serrucho y cómo lo protegían. Me dijo que quería ser veterinario, de peces y en especial del pez serrucho (claramente). Que él los iba a cuidar a todos, y que le había parecido bien que haya tanta gente intentando cuirdarlos.
De una serie, un documental, una película, pueden salir conversaciones hermosas, en el momento o después. Tener siempre la mente abierta, el corazón dispuesto, para identificar esos momentos que te llenan el alma, ese es uno de los grandes desafíos que tenemos como mamás.
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