Impresionante partitura la de Masaru Sato (o Satô Masaru, como se transcribiría correctamente su nombre al castellano), en la que destaca su tema de apertura, para esta obra mayor del gran Akira Kurosawa, protagonizada por el no menos grande Toshirô Mifune. Una composición que, como el cine del maestro nipón, emplea elementos autóctonos de la música japonesa al tiempo que posee un inconfundible aire épico que conecta con el gusto y la mentalidad occidental y con los ritmos de su época.