London has fallen (Babak Najafi, 2015. EEUU): actioner videogamer, de ahora pero con alma y aliento de 1996 y secuela, en el sentido más peyorativo posible del término, de la todavía más imposible (a los recientes ataques terroristas en Europa me remito), aunque también más pasable, Objetivo: La Casa Blanca (Olympus has fallen, 2013), del mucho más capaz, curtido y eficaz Antoine Fuqua. Lo del primer ministro italiano con la amante en la abadía de Westminster tiene su gracia y la últimísima escena, con el prota borrando su carta de dimisión, no tiene nombre ni vergüenza alguna, así como tampoco la tiene la venganza de Morgan Freeman contra el jefe terrorista, por teléfono y en plan mafioso. Algún plano de la destrucción de Londres está real(y digital)mente bien hecho. Y, salvando alguna (siempre innecesaria) escena familiar, va directa al grano, lo cual es de agradecer. Cualquier otra cosa apesta a esta América donaldtrumpera que se nos avecina.
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