Oeufs à la neige (huevos a la nieve)

También conocidos como islas flotantes (île flottante), los huevos a la nieve (oeufs à la neige), son un postre muy típico francés que brilla por su sencillez, su delicadeza y su exquisitez. Sobre una base de galletas mojadas en leche, se vierten unas finas natillas aromatizadas con limón, nada empalagosas ni compactas, que se coronan con un esponjoso merengue espolvoreado con canela o decorado con caramelo. Esta receta es de mi querida abuela que solía preparármelos muchas veces cuando era pequeña a sabiendas de que era mi postre favorito, colmando todas mis alegrías. Ahora la comparto con vosotros para que podáis disfrutarla. Espero que os guste!

♥ Ingredientes:

• 3 huevos
• 4 cucharadas de azúcar
• 3 cucharadas de maicena
• 10 galletas María
• 1 litro de leche para las natillas y un poco más para escalfar el merengue
• la ralladura de un limón
• canela para espolvorear

Comenzamos separando las yemas de las claras en dos boles distintos. Luego, ponemos a calentar el litro de leche en un cazo. Sin retirar del fuego, vamos mojando las galletas en la leche caliente para ablandarlas y las depositamos sobre una fuente. Después, mezclamos las yemas con dos cucharadas de azúcar, la maicena y la ralladura de limón hasta que quede todo bien integrado. A continuación, echamos la leche caliente sobre la mezcla poco a poco y sin dejar de remover, mezclando hasta que no haya grumos. Lo vertemos todo de nuevo en el cazo y calentamos a fuego lento, removiendo constantemente hasta que las natillas espesen. Con cuidado, disponemos las natillas sobre las galletas en la fuente.

Batimos las claras a punto de nieve hasta que se formen picos. Agregamos dos cucharadas de azúcar y seguimos batiendo hasta que quede un merengue firme y brillante. En otro cazo, ponemos a calentar un poco de leche y echamos cucharadas de merengue para escalfarlo. Les damos la vuelta para que hinchen por las dos partes y los vamos depositando sobre las natillas. Cuando todos los merengues estén listos, espolvoreamos un poco de canela por encima. Los franceses suelen echar caramelo. También podéis probarlo así. Pueden servirse aún tibios o fríos. Están deliciosos de todas las maneras.