Revista Creaciones

Relatos de COSOqueTEcoso (y LII)

Por Cqtc

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-Cuando dije yo eso en la última discusión sobre este tema, a poco me denuncias por ser un pejiguera .

Antón no se lo podía creer. ¿Estaría soñando? El punto oscuro que parecía moverse en el horizonte no podía ser una persona, tenía que ser uno de esos asturcones que se criaban salvajes en el valle. Pero la forma de moverse, que más que verse se adivinaba, y el camino recto que parecía trazar, así como las hechuras del punto en cuestión, no apuntaban a que fuera un animal. No dejaba de mirarlo con los ojos entrecerrados. Había salido a la quintana para echar de comer a las gallinas y abrir las puertas del establo para que sus dos amigos tuvieran el tiempo de holganza al aire libre aquel día. Con el talego del maíz, almacenado en un alto del establo, todavía en la mano, se había quedado mirando el horizonte al parecerle que aquel punto oscuro no estaba fijo. Pero no, movió la cabeza, no podía ser. ¿Quién iba a aparecer por allí, salvo un tonto como él?En todo caso, si fueran personas, serían dos como mínimo o tres si quieres, ¿pero uno sólo? Así que hizo lo que tenía que hacer, volvió a la cuadra a colgar el saco estrecho de su clavo, pero antes de entrar se volvió y miró de nuevo la mosca que había aparecido en el horizonte. Le pareció que le saludaban con la mano. Entornó los ojos para enfocar mejor y una alegría le inundó el corazón como un tsunami. Aquello era una persona, una persona que le saludaba. Veía claramente cómo se movía su brazo. Sí, ahora estaba seguro. No era una alucinación. Quedó paralizado durante unos segundos que a otro le hubieran parecido horas. Tenía que moverse. Tiró el talego a un lado y comenzó una carrera como ladrón perseguido. Durante la galopada observó que la figura apretaba el paso, pero que no corría, cojeaba, sí, parecía cojear. Se le vino a la mente Reme, pero enseguida lo descartó. A cada instante sentía que corría más deprisa aunque más descontrolado. Hasta que reconoció aquella figura. Era quien menos se esperaba, aunque fuera lógico. Quizá por ello se paró en seco. Aunque lo cierto era que le faltaba el aliento. Se dobló sobre sí mismo y apoyó las manos en sus rodillas sin doblar más que su cintura y el cuello, éste para no dejar de ver ni un segundo al que ya nombraba repetidamente en voz baja, como un mantra hinduista. El volumen de la letanía de Antón fue in crescendo hasta que la figura renqueante se paro frente a él. Entonces Antón se irguió y después de abrazarse a su visitante gritó con toda la fuerza de sus pulmones: ¡Feli! ¡Feliciano!

-Mira, este tien de ser, ye'l segundu como dixo'l cocheru. Pero la puerta ta cerrada. ¿Y agora qué faemos, Roxa?

- Paecióme entender qu'había que llamar un tal Serenu -. Queitano obedeció y llamó a Sereno a voces-. Nun glayes, ¿a saber qu'hores son, oh? -. Al punto, el golpe de un chuzo contra el suelo y un "¡va!" resonó en el silencio de la noche como respuesta a la llamada. La pareja se miró con una sonrisa y un encoger de hombres. Giraron la cabeza hacia abajo de la calle y vieron cómo se acercaba un farol que sostenía Sereno con una buena garrota en la otra mano.

-Mira qué ben -contestó el de Vigo-. Ya conocen el dicho, galegos y asturianos, primos hermanos. Eu son de Pontevedra y ustedes no pueden negar de donde veñen -. La amabilidad interesada volvía a aparecer ante ellos.

- Non deixe, muller, non sei ler. E si coñezo a la Gertru. Boa moziña. -contestó Marcos que buscó entre el gran manojo de llaves, eligió una y abrió el portal y entró. Con el farol en alto sujetó la robusta hoja e invitó a pasar a la pareja de primos hermanos.

- Para iso estamos -contestó el sereno, ya con la mano extendida y la palma hacia arriba. Y al ver una sombra de duda en las dos caras que le miraban y que él iluminaba aclaró la situación para beneficio propio. - A min non me paga ninguén por estar toda a noite na rúa e eu tamén teño fillos, ¿saben?

-Yes tu'l que lleva les monedes, Queitano.

-Ah, sí, ye verdá -recordó éstey se volvió hacia el sereno-. Allúmame equí un momentu, por favor -. Tras rebuscar y sacar de su bolsillo unas monedas, eligió una al azar, como si conociera su valor y supiera distinguirlas-. ¿Con esto va bastar, señor Sereno? -dijo al depositar la moneda de dos pesetas en la mano de Marcos, al cual le resplandeció la cara y le reafirmaron los modales serviles y amables.

-Claro -Marcos se olvidó incluso del gallego-, el servicio incluye el alumbrado hasta el piso, suban ustedes eu les alumbro por detrás, aunque no llegó a pisar el rellano del primero-. Este es el primero, que tengan ustedes boas noites - y bajó las escaleras. El resto de luz duró unos segundos escasos en los que la pareja hubo de decidir a qué puerta llamar. Y, sin saber el motivo llamaron a la más lejana. En principio nadie contestó a los golpes en la puerta. Ninguno conocía la existencia de la palanca exterior para hacer sonar la esquila interior. Después de golpear varias veces más la puerta, a pesar de las reticencias de Xana, vieron que una luz se había encendido en el interior de la casa, al menos eso dedujeron al ver una línea de luz que salía por debajo de la sólida puerta. Después oyeron unos ruidos detrás de ella y a continuación la luz les cegó por un momento.

- Perdone, caballeru, pero nun entendemos lo que nos quier usté dicir. Nós namá queremos ver a la nuesa fía. Asélese, paez usté abondo nerviosu, anque contentu.

- Vamos, Roxa, qu'espera la to fía enriba, nun sías creyida, oh. -. Se volvió hacia don Mauro y sin sentirse del todo halagado intentó medir fuerzas-. Si pésa-y a usté enforma se lo coxo, yo toi acostumnbrado a cargar ...

-Bueno es saberlo, pero no, no hay problema, Queitano. Gracias. Además, estamos llegando ya.

-¿ Ónde ta Gertrudis, Casta? - preguntó el asturiano.

- Nun sías desagradecíu, enriba que te la críen y te caltiénenlo. Sé más estimosu y non tan quisquillos, oh -. Ante la regañina, que oyeron pero no entendieron, la señora Casta y don Mauro se miraron y sonrieron.

-Queitano, Casta. Este bruto se llama Queitano -puntualizó la regañona.

-Uy, me parezco a la Reme. Pero, venga, vamos a despertarla. Aunque traigamos un organillo y nos bailemos un chotis, éstas no despiertan.

-No, para nada. Está en esa alcoba, era la mía, pero al quedarme viuda y aparecer la Gertru era mejor pa tos que durmieran ellas en la cama de matrimonio. Lleve la palmatoria, en esa alcoba no hay luz, bueno, en ninguna, sólo en la cocina y aquí en el comedor. Queitano, que había apagado la vela al entrar en casa de la señora Casta, volvió a encenderla y se la pasó a Xana que con algún problema por las estrecheces entró en la habitación de su hija. Queitano, desconocedor de las normas sociales de la capital, que advertían a los hombres de no entrar en las habitaciones de otras mujeres que no fueran la suya, siguió a su Roxa con menos problemas. La señora Casta y don Mauro quedaron en el comedor, en silencio y expectantes. Así, poco a poco pudieron escuchar la canción preferida de Gertru, pero convertida nana: ♪♪ Que me los regaló, olé y olé, una rapaza soltera...♪♪ Y Gertrudis despertó de un sueño para entrar en otro.

(1)[Volver]Pejiguera. Esta palabra, según el DRAE, no admite masculino, ya que se refiere a una cosa. Aunque yo la he oído y dicho en multitud de ocasiones referida tanto a mujeres (pejigueras) como a hombres (pejigueros), pero habrá que acatar las órdenes de la RAE porque para una vez que no existe el masculino no lo vamos a despreciar, aunque el significado en femenino, como casi siempre, es peyorativo. DRAE, 2014, 23ª edición, entrada pejiguera: "[...]1. f. coloq. Cosa que sin traernos gran provecho nos pone en problemas y dificultades[...] ".

(2)[Volver]Ande yo caliente y ríase la gente. Lo dice Sanchica a su madre: "[...] Y ¡cómo, madre! -dijo Sanchica-. Pluguiese a Dios que fuese antes hoy que mañana, aunque dijesen los que me viesen ir sentada con mi señora madre en aquel coche: '¡Mirad la tal por cual, hija del harto de ajos, y cómo va sentada y tendida en el coche, como si fuera una papesa!' Pero pisen ellos los lodos, y ándeme yo en mi coche, levantados los pies del suelo. ¡Mal año y mal mes para cuantos murmuradores hay en el mundo, y ándeme yo caliente, y ríase la gente! ¿Digo bien, madre mía? [...]". Miguel de Cervantes Saavedra, Don Quijote de la Mancha II, 1615, cap. 50, pág. 935, edición del IV centenario, RAE, Santillana Ediciones Generales, 2004. Si bien quien popularizó el proverbio fue otro monstruo de la literatura española, Luis de Góngora que tituló así unas letrillas que puedes leeraquí. Fuente CVC y las notas de Francisco Rico al texto de Cervantes.

(5)[Volver] Perdone, caballero, pero no entendemos lo que nos quiere usted decir. Nosotros sólo queremos ver a nuestra hija. Tranquilícese, parece usted bastante nervioso, aunque contento.

(6)[Volver] No seas desagradecido, encima que te la crían y te la mantienen. Sé más agradecido y no tan quisquilloso, oh.

Jamás pensé que algo tan frío como la Informática pudiera hacerme sentir la calidez de todas vosotras (en adelante hablaré en femenino). Y creedme, sé de lo que hablo, pues he desarrollado mi vida laboral en ese entorno durante veintiséis años. Fui de las privilegiadas que, allá por el año 1979, se encontraron con una tecnología que nos hacía dioses ante las demás. Para que lo entendáis, ya usé la tecnología de la comunicación entre ordenadores en 1982 (Internet no apareció en España hasta 1986), y ese mismo año programé un ordenador para que unplotter dibujara los gráficos de costos de una empresa de construcción de autopistas. Ya ha llovido. Como diría una amiga mía: "Fíjate si soy vieja en la profesión que trabajo en esto antes que el PC". Nunca había escrito para los demás, ni siquiera en el blog que abrí en el 2007 en el que un rano de peluche compartía mi día a día y me criticaba para conocerme a mí mismo. También hacía chistes para reírme y poder seguir con ese caminar que tan difícil nos ponen algunos y nosotros mismos a veces. La verdad es que intentaba sacar de mí lo mejor, y hasta me ponía serio a veces, jaja. El tema que he usado como excusa en este relato que hoy acaba, sin que por ello no haya más entregas de Entre puntada y puntada, se me ocurrió por el entorno de COSOqueTEcoso, es decir, un ambiente costumbrista que se acercara a las participantes en ese blog. No he publicado todo lo escrito porque o bien me parecía redundante o bien no me gustaba. También soy consciente de que el relato admite correcciones. Si fueran necesarias, se harán. Supongo que lo han dicho otras antes, y yo lo he oído o leído un millón de veces, pero tengo que decirlo: Sin vosotras hubiera sido imposible escribir esta historia. Y sin aquellas mujeres, que intento retratar, también. No soy lo suficientemente mayor como para haber vivido aquella época, mal llamada en España los "felices años veinte" o "años locos" (ésta es una etiqueta, ¡cómo no!, estadounidense), pero sí lo suficiente como para acordarme de las penalidades que me contaba la Juana (mi madre), que nació en 1920, así como lo poco que me contaron mis abuelas. A mis abuelos no los conocí, ambos murieron en la última guerra civil que tanto daño hizo, e impensablemente sigue haciendo, a las personas como tú y como yo, como a los personajes que dejamos atrás. ¡Ojalá que otros los hagan vivir!, como diría Mendrugo. Quiero decir que todos los acontecimientos históricos de los que hablo, así como los escenarios que se describen, son reales. Lo que no he podido mantener es la misma exactitud en el tiempo en el que ocurrieron. Mezclo algunos hechos anteriores con otros muy posteriores y viceversa, pero es una licencia que me debéis perdonar y que yo me he tomado para homogeneizar nuestro relato. Lo siento, pero no me arrepiento. Yo escribo ficción, no historia. ¡Qué más quisiera una que poder interpretar la Historia!

No podéis imaginar, o sí, el placer que ha sido para mí vivir más de un año inmersa en aquella época. Pero no sólo eso, sino también compartir y construir el relato con vosotras. La edición en el blog, al que me ha permitido asomarme MC, ha sido "enfermiza". Sí, no exagero. Me ha obligado a documentar con imágenes que a veces no encontraba en la Red, no porque no estuvieran, sino porque no sabía encontrarlas. Me ha obligado a leerme estudios extensos para saber si decía una pequeña tontería o una verdad para alguien, a la vez que citar cada fuente de donde he bebido (supongo que en algún caso se me ha pasado, perdón). Me ha obligado también, por mi mala memoria, a rebuscar entre mis libros, citas, refranes, giros y palabras que sabía que había leído y que no me acordaba donde. Por otro lado, y eso lo sabréis las que administráis un blog, a la hora de componer las entradas me encontré con una herramienta de edición, la de Blogger, que es tela marinera. Y por si fuera poco, aparece un día mi hijo y me dice: ¿Sabes que puedes poner las notas al pie para que se lean sin tener que desplazarte hacia abajo y luego tener que subir donde estabas? Mi error (?) fue decirle que no lo sabía, bueno no, que me gustaría hacerlo. Y digo error porque eso hay que hacerlo a mano, como vosotras hacéis la puntada escondida, no hay ningún botón en una máquina de coser que al pulsarlo lo haga. Así que, después de diez años de inactividad me encuentro con un lenguaje de programación informático que no se parece en nada a los que yo había usado. Hay más, pero lo que quiero compartir es que si no hubiera tenido una motivación importante, acaso no lo hubiera hecho, por eso os doy tanta importancia. También es verdad que soy Virgo, jajaja, y ya sabéis lo perfectitas que somos las de ese signo (esto me suena a Carmina). He intentado seguir vuestras sugerencias, incluso en una entrada hicimos una encuesta para ver por donde seguía el relato. Como "semos" como "semos" había, si no recuerdo mal, cuatro posibilidades, y claro me escribí la continuación de todas. Cuando acabé me di cuenta de que era una burrada, que no podía hacerlo más, pero la experiencia me encantó. No repetí porque durante una semana me volví loca. No sabía donde estaba, ni yo, ni tampoco los personajes. Así que eché el freno. Y la verdad es que el sistema me encantó, pero era inviable si quería llegar al siguiente lunes viva y habiendo dormido algo cada noche. En definitiva, que escribir casi ha sido lo de menos y lo más grato, junto a recibir vuestros comentarios, y ver que erais más las que leíais que las que comentabais. A todas esas anónimas también les agradezco igualmente haber estado ahí. Y a las que me habéis dado ánimo solo deciros que os he cogido cariño, ¡qué coño! Una confidencia, Entre puntada y puntada está imaginada al andar, al igual que su borrador está escrito durante mis paseos matinales. No sé porqué os cuento esto, acaso porque me parece curioso. He aprendido mucho durante este largo año, pero no os lo voy a contar todo, sirva como ejemplo que he valorado más El Quijote o el trabajo de María Moliner al componer su diccionario (por fin me lo compré en la Feria del libro de viejo). ¡Vaya mujer! ¡Y vaya trabajo! (luego me quejo yo), parece mentira que una persona sea capaz de tamaña hazaña sin desatender sus obligaciones como madre o persona. Tanta como la gesta de Sebastián de Covarrubias en 1611 al escribir su Tesoro de la Lengua Castellana o Española. Éste usaba plumas de ganso por bolígrafos, pieles por papel y velas por luz eléctrica, y el tío se hizo un diccionario maravilloso. Leer estas enciclopedias es una gozada, como decimos ahora, eso sí, no hay que desanimarse y mirar el número de páginas que las componen. Sí, no os extrañe, yo leo diccionarios, no sólo los consulto. ¡Qué tía más rara! ¿no? Pues sí, ¿acaso vosotras no? Pues eso.

Bueno, podría enrollarme un año, pero no os lo merecéis, jajaja. Tan solo añadir que, aunque el relato se acaba con esta entrega, la sección en el blog no, porque en estos días he conseguido hacer una entrevista a cada personaje principal, sí, a cada uno cuyo nombre aparece en rojo y en negrita en la relación de personajes editada aquí. Si os interesa, nos vemos el próximo lunes hasta agotar las entrevistas. Ha sido un inmenso placer. Gracias, y mil veces gracias,

y sólo para ti, que lo sabes, Cq.

A todas vosotras, lectoras, conocidas y anónimas. Y no sabiendo cómo ordenar vuestros nombres he decidido hacerlo por la cantidad de comentarios que habéis dejado en el blog hasta las 00:00 del día 8/1/2016, sin que con ello quiera subrayar nada. Simplemente odio el orden alfabético. (Yo, de pequeño y de joven, siempre era el último para todo salvo que algún Yuste o Zárate apareciera, jaja):

Ligia 51; Chary Aceituno 51; Amanda AG 45; Jeru VT 33; Varinia 31; Rubí 24 ; Nita 21; Arya Forel 18; Beatriz Muñoz 14; Lola, laboreando 13; Oki 11; Mar 11; Maritza 9; Abril Sampere 8; CosoQUEteCOSO 8; Carmen y Prady 6; Paz Pélaez 6; Carmen (El atelier de) 5; Forjera/Forcatering 5; Crul 4; Esperanza Ramírez 4; La Encajera 4; Marta All4 4; Marta FF 4; Susan 4; Conchi Trigueros 3; Elena Piña García 3; María José Sánchez 3; Marta MP 3; Tita Lily 3; Alexandra Abarca 2; Elisa de las Heras 2; Herminia Regolf 2; Itsaso 2; Nemen (1ª en comentar) 2; Puri tresP 2; Carmen Hernández 1; Carolina 1; Charo 1; Charo Huertas 1; Rincón de Chelo 1; Claudia1; Lucía1; María Ángeles 1; María José 1; María Francisca 1; María MR 1; María R. 1; Marta A. 1; Nati Q 1; Nola1; Robledo R. 1; Yayi 1.

A mi correctora, Jeru VT. Ha sido un placer trabajar contigo.

A mi programador y "voceador" personal, Raúl J., alias Crul.

A Internet y a todos los que nutrimos esa nube donde, entre verdades y mentiras, encontramos opiniones y datos tan objetivos como subjetivos, instantáneas y vídeos que nos acercan unas a otras.

Y a la Juana, mi madre, porque de niño, mientras planchaba "para fuera" y mi padre estaba "de más", me contaba cosas que he incluido en este relato, y, porque, en el fondo, es quien ha inspirado esta historia.


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