Stranger things. Season 1 (Netflix & The Duffer brothers, 2016. EEUU): glosario-retrato-antología, nunca excepcional pero sí estimable (aunque solo sea a nivel emocional), de la gran mayoría de cosas, en forma de referencias, a veces explícitas, otras no tanto, y sobre todo visuales y musicales, que tuvo el cine popular de los 80, desde la aventura hasta el horror pasando por la ciencia-ficción y hasta la acción, todo ello musicado con los sintetizadores tan de moda en aquellos años, con claras influencias de, sobre todo, John Carpenter (la cabecera) y Tangerine dream (el primer tema, titulado Kids en la banda sonora), mientras el mismo poster (los rótulos) recuerda a las portadas de algunas de las novelas insignia de Stephen King, publicadas en dicha década y de las que también bebe temáticamente. Todo eso está condensado en 8 capítulos de una media de tres cuartos de hora de duración realizados por Netflix, que no produce arte pero sí quality entertainment a punta pala. Disfrutable como pudo ser mucho cine fantástico de esos mismos 80, los años de la bicicleta, la gorra, el humo, el bosque y la aventura. Pero sorprender, no sorprende, sino que recurre al (necesario) tópico. Aun así, una propuesta agradable.
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