Revista Teatro

Un arte inmortal (2)

Por Ruta42 @ruta42
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 Jesús Caba y Cecilia Freire. Fotografía Isabel L. Marrupe

El arte en todas sus facetas sigue haciéndose un hueco en nuestra gaceta una semana más y como os prometimos aquí tenéis la segunda parte del interesante reportaje “Un arte inmortal” sobre la situación del teatro en la actualidad que publicamos el domingo pasado.

Si aún no has leído la primera parte pincha aquí,  después continúa con la segunda parte que te adelantamos a continuación y sumérgete en un arte inmortal.

UN ARTE INMORTAL

La situación de ambos representa las dificultades que atraviesa actualmente el teatro y su actitud, el espíritu de superación. “Es el momento de reinventarse, de hacer cosas nuevas, de salir adelante, y el teatro es el medio más propicio para llevarlos a cabo. Cuando llevas ya años en esta profesión y conoces todos los campos, echas de menos hablar de lo que te preocupa, de lo que crees que es importante, de lo que te parece que la gente tiene que oír”, añade Cecilia Freire.

A pesar de todo, el teatro es una de las industrias culturales que menos ha disminuido con la crisis y las salas están repletas. La gente necesita contacto, ir a un lugar y dejarse cautivar por el encanto, la fascinación de la interpretación, sentir la energía de alguien que se está dejando la piel ante ellos en cada acto, contemplar cómo se  crea algo deslumbrante ante sus ojos y sentirse partícipes en esa construcción, una pieza más de esa historia. No son buenos momentos, es cierto “pero el camino se hace al andar y no hay que ser pesimista. Ahora más que nunca es el mejor momento para llevar a cabo nuevos proyectos”, reflexiona Jesús Caba.

Por otro lado, el actor Abdón Ramírez también ha encontrado en el teatro su mejor alternativa. Este joven sevillano llegó a la capital hace seis años con la maleta cargada de ilusión y un sueño: crear historias y poder representarlas. A la par que estudiaba periodismo, Abdón cursó interpretación en la escuela de arte dramático de Cristina Rota, al igual que Cecilia y Jesús.

Exterior del Teatro Lara. Fotografía por Eva Calonge.

Exterior del Teatro Lara. Fotografía por Eva Calonge.

Cada mañana comenzaba su intensa y ajetreada jornada, “un café muy cargado y a la calle”, recuerda el actor sevillano; mañanas en la facultad, carreras interminables por el subsuelo de Madrid y los sándwich mixtos en la pequeña cafetería de Embajadores, que le acompañaron durante sus dos primeros años en la capital. “Era llegar a la escuela y el cansancio acumulado del día se esfumaba, desaparecía como lo hacen los actores detrás del telón”, nos comenta Abdón, “lo complicado llegó después, decenas de casting para películas que desgraciadamente nunca iba a interpretar. Los inicios son duros y al final aprendí que si no te dan la oportunidad, lo que tienes que hacer es crearla tú mismo. Y el teatro te da esa opción: hacer mucho teniendo poco”.

Dos historias diferentes, pero una realidad común. Mientras unos dejan atrás algunas aspiraciones al tiempo que descubren otras mucho más ambiciosas a las que el teatro les abre las puertas con su asequibilidad —como desarrollar proyectos personales—, los actores ya consagrados deciden regresar al mundo de la farándula en busca de independencia y autoridad en sus trabajos.

A todos, el teatro les ha facilitado la materialización de sus ideas, han logrado sentir la magia de la interpretación y el contacto con el público, nutrirse de estas experiencias y madurar como profesionales; y todo, en el contexto de una crisis que no deja títere con cabeza.

Las alternativas son infinitas, lo vemos cada día. La oferta teatral es inmensurable, proyectos cada vez más atractivos y arriesgados se van abriendo paso en la escena artística, creando lo que conocemos como teatro alternativo o de vanguardia. Es una explosión cultural que tiene lugar sobre todo en pequeñas salas, como Garage Lumiere, Sala Mirador en Madrid, La Puntual en Barcelona o Sala Cero en Sevilla entre tantas. Hasta hace poco en esta esfera se curtían los que posteriormente serían los grandes actores que triunfarían en teatros de renombre. Hoy, la situación ha cambiado, en parte por la situación económica que afecta al sector, y son esos actores ya consagrados los que buscan en este círculo alternativo un medio para llevar a cabo sus proyectos más atrevidos y transgresores.

Jesús Caba y Cecilia Freire. Fotografía Isabel L. Marrupe

Jesús Caba y Cecilia Freire. Fotografía Isabel L. Marrupe

Son todos ellos, conocidos o no, los que impulsan la magia de la interpretación, la comunicación directa entre público y actor, el encuentro emocional, que es, al fin y al cabo, el hecho teatral.

La luz de los focos comienza a consumirse lentamente hasta dejar en tinieblas el pequeño escenario; el fin de la obra ha llegado. Los ejes invisibles de las miradas cómplices que atraviesan la sala se resquebrajan al unísono de la caída del telón. ¿El teatro ha muerto? ¿Esta horrible crisis ha acabado con él, con la fantasía y  los sueños que nos hacen crecer?, ¿ha roto en pedazos la ilusión y la fuerza de todas las personas que lo hacen posible, que le dan vida? En ese mismo instante, una intensa luz en forma circular irrumpe en la oscuridad, y de la nada, como si de un truco de magia se tratase, allí están ellos, los actores y todas y cada una de las personas que lo hacen posible. Una vez más, el teatro ha resurgido de sus cenizas, como un ser inmortal. Los aplausos  asaltan el silencio y una increíble sensación invade los cuerpos e impregna las paredes… Algo así nunca podría morir.

Un arte inmortal (2)

Isabel L. Marrupe

Estudiante de periodismo inconformista y algo soñadora. Construyo un mundo con pequeños detalles, donde la fotografía y las letras son los grandes protagonistas.

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